Campeonato de España por Regiones
Así se llamaba la prueba que organizaba el Circuito del Jarama para vehículos de grupo 2 reunidos por federaciones. A ella acudimos, en esta ocasión, dos pilotos de la Escudería: Juan Mendizábal con su Seat 124 y yo con el 1430, ambos como componentes de la Federación Aragonesa, a la que pertenecía La Rioja por entonces.
En las subidas en cuesta siempre había un cierto riesgo: un error de conducción podía tirarte en un terraplén o estrellarte contra un árbol. Y no digamos en los rallies, donde, por más que entrenaras y muy bien que el copiloto te 'cantara' las dificultades del recorrido, dependías de una constante improvisación. En cambio, el Jarama era una realidad distinta: firme ancho y abrasivo, arcenes y zonas de escape en un trazado que te conocías de memoria tras las vueltas de entrenamiento y clasificación; y en el peor de los casos, un posible golpe contra las vallas. Una nueva sensación de seguridad que te permitía una divertidísima conducción al límite.