El Rasillo, en la sierra de Cameros
La prueba se disputaba desde el cruce de la N-111 hasta El Rasillo, dejando a un lado el pueblo de Nieva. Su recorrido era estrecho, tan rápido como solían serlo las pruebas en suelo riojano, con alguna curva complicada, especialmente una en ángulo recto, a la salida de un puente, que tendía a llevarte hacia la pared y, para evitarla, corrías el riesgo de caer en un pequeño terraplén del lado contrario.
Yo estuve a punto de terminar en aquella hondonada, pero logré quedarme detenido en la hierba de la cuneta, aunque muy escorado y sin posiblidad de seguir. En el intermedio me empujaron para salir del atasco, y pude tomar parte en la otra manga, para clasificarme, finalmente, segundo.